El visagismo es una palabra que suena complicada pero su significado es más bien sencillo y consiste en el estudio de los rasgos faciales (forma del rostro, tipo de ojos, tamaño de la nariz, etc.) para definir qué es lo más favorecedor para la persona en cuestión.
¿Por qué es importante realizar un diagnóstico basado en el visagismo?
Si eres de los que creció escuchando cosas tipo “el flequillo frontal acorta una cara alargada” “usar capas a los lados estiliza un rostro redondo” y similares, sabrás que la mayoría son limitantes y confusas a la hora de ponerlas en práctica (“y si quiero un flequillo pero mi cara es angular ¿lo puedo usar o no?”).
Otro error entre los que se inician en el mundo de la asesoría de imagen es el exceso de confianza en su gusto personal, pensamos que apenas miremos a nuestro cliente sabremos de inmediato que le favorece y que no. Pero no siempre es así de sencillo (y tampoco es muy profesional).
Con la técnica del visagismo no incurriremos en esos errores ya que contaremos con una herramienta probada por expertos de la belleza y la imagen, que nos permitirá entender mejor la relación entre los rasgos faciales y sus proporciones respecto al rostro, así tomaremos mejores decisiones sobre qué es lo mejor para nuestro cliente.
Claves para entender ésta técnica
Si bien no necesitas estudios de ingeniería ni de anatomía para aplicar ésta técnica, es fundamental conocer algunos aspectos básicos antes de profundizar en ella:
- Tipos de rostro: es fundamental estudiar las características que diferencian a un rostro de otro para poder ser capaces de identificarlo en una fotografía o mirando de frente a nuestro cliente.
Algunos de los elementos a analizar están: la medida de la frente respecto al resto de la cara (¿es pequeña o ancha), el ancho del rostro y el tipo de mandíbula (¿es suave y redondeado o con ángulos marcados?).
- Tipo de ojos: es necesario revisar si están muy juntos, muy separados o proporcionados. También si son grandes o pequeños, su forma (almendrados, redondos, rasgados, si el párpado está caído, sin son prominentes, etc.). Anota igualmente el color.
- Cejas: analiza si son gruesas, delgadas, pobladas, planas, arqueadas, descendentes, etc. Un buen estudio de visagismo incluye recomendaciones para llevar las cejas de tal manera que hagan ver los ojos más despiertos y grandes.
- Pómulos y mejillas: quizás uno de los rasgos más sencillos de clasificar pero más difícil de analizar. Los pómulos pueden ser altos y notarse fácilmente o estar escondidos en un par de mejillas redondas y suaves. También ayuda ver al cliente sonreír para saber cómo aplicar el rubor.
- Labios: hay tantas formas como personas en el mundo, básicamente necesitas saber si son gruesos, intermedio o delgados, si son proporcionados o si un labio es más grande que el otro, si son simétricos o no y sin el arco de Cupido está definido o es de líneas suaves.
- Mentón: al mirarlo revisa si es pequeño o grande, si es algo puntiagudo, si es redondo, etc.
- Color de piel: Es un aspecto fundamental a la hora de definir el maquillaje y el color de cabello de tu cliente. En la teoría de las 4 estaciones (click aquí para leer sobre ella) te damos algunas claves sobre el color de la piel.
- Cabello: toma en cuenta su textura (que tan liso, ondulado o rizado es), la densidad (es escaso o es abundante), el color (sea natural o no) y su estado (sano y brillante o dañado).
Aplica el visagismo en tu cliente y muestra tu profesionalismo
Una vez tienes dominados los aspectos anteriores estás lista o listo para empezar a realizar tus diagnósticos basados en el visagismo, para ello lo ideal es contar con una herramienta que te permita aplicar tus conocimientos de forma sistemática y organizada.
En Icon contamos con nuestro Kit para Asesores de Imagen (Click aquí) que incluye nuestra exclusiva Guía de Visagismo, con ella aprenderás a analizar el rostro desde los tres segmentos a partir de una fotografía ¡nunca más volverás a dudar sobre la silueta facial!
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¡Es hora de darle un giro a tu vida y a tu carrera de asesor de imagen!